El el mundo de los comics y las editoriales, como en el mundo en general, hay cosas que no se pueden tocar, ya sea por el éxito que traen, por las ganacias o simplemente por ser los buques insignias de la empresa. Y un ejemplo claro es Superman, Batman y Wonder Woman en la editorial DC Comics, que han permanecido inalterables con el paso del tiempo. Pero claro, también hay otra norma que te hace evolucionar o morir, y de ahí que el resto del universo DC cambie y se adapte a los tiempos y al tipo de cliente que tienen en el momento oportuno, y eso ha permitido que DC evolucione como ningún otro universo de superhéroes. Y aquí es donde hay que hacer una reflexión, si los pesos pesados se juntaron para formar la Liga de la Justicia, y a pesar de no poder tener mucho margen de maniobra, la cosa funciono, ¿por qué no intentarlo con los jóvenes que se pueden permitir muchas más licencias? Pues con esa misma pregunta nació Titanes.
Las bases de Titanes las pusieron Marv Wolfman y George Pérez en su ya clásica etapa al frente de Nuevos Titanes, donde vimos como nuestros héroes iban transformándose. El ejemplo más claro fue la transformación de Robin en Nightwing. Posteriormente hubo un intento por volver a publicar con los héroes tal y como eran originalmente, sin los cambios que habían sufrido. Pero, si bien se contaron historias interesantes, no dejaba de respirarse un ambiente distinto. Y es que los personajes habían evolucionado, madurado y crecido para dejar de ser esos jóvenes que conocíamos de antaño. Los héroes ya no llevaban el mismo traje de antaño, ni tan siquiera el mismo nombre. Habían dejado atrás su pasado como Robin, Kid Flash y Wonder Girl para convertirse en Nightwing, Flash y Troia. Por mucho que la editorial y los lectores quisieran disfrutar de nuevo de sus aventuras, los propios personajes se resistían a ello. Ponerlos juntos de nuevo como Titanes era demasiado artificial.
De esa manera, cuando en 2003 se anunció el resurgir de los Jóvenes Titanes a cargo de Geoff Johns y Mike McKone, la premisa ya auguraba el éxito que iba a tener, principalmente, porque los viejos Titanes iban a convertirse en los tutores del nuevo equipo, con personajes juveniles que poblaban el universo DC desde hacía algunos años. Estos tomarían el relevo y se graduarían para pasar de las páginas de Young Justice a las de los Titanes. Pero todavía existía otro problema a solucionar, y es que no podían coger el nombre de Titanes, ya que por referencia histórica, y sin saberlo, ya les pertenecía a los tutores. Por ello, adoptaron el nombre de Jóvenes Titanes en 2003.
De esa manera, siguiendo la tradición de DC, los personajes no solo cambian de grupo, también evolucionan en carácter, aspecto e incluso nombre. Un ejemplo claro es Impulso, que se convierte en Kid Flash. Pero no solo evolucionan los nuevos Jóvenes Titanes, también lo hacen los mentores.
Todos ellos son pruebas irrefutables del paso del tiempo, que si bien en los cómics de superhéroes no suele verse muy reflejado con tal de evitar que los personajes crezcan y mueran, sí está presente siempre en el Universo DC con el lema de fondo del legado entre héroes.
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